El empleo de tecnologías no invasivas como LIDAR y magnetometría transformó la arqueología en las islas griegas, al posibilitar la localización y el estudio de asentamientos y artefactos ocultos sin necesidad de excavar.
Esta revolución metodológica, liderada por equipos internacionales bajo la dirección de Evan Levine de la Universidad de Copenhague y Emlyn Dodd, redefinió la comprensión de la ocupación humana en la región. Según la Universidad de Copenhague, estos avances resultaron esenciales para resguardar el patrimonio cultural, especialmente ante el auge del turismo y el desarrollo inmobiliario.
La llegada de herramientas como LIDAR, magnetometría y radar de penetración terrestre marcó un cambio sustancial en la investigación arqueológica en Grecia. El LIDAR utiliza pulsos láser proyectados desde aviones o drones para generar mapas topográficos de alta resolución, lo que permite visualizar la superficie terrestre bajo cobertura vegetal.
La magnetometría detecta variaciones en el campo magnético para revelar muros y otras estructuras enterradas. Estas técnicas, de acuerdo con la Universidad de Copenhague, presentan ventajas claras: mantienen intacto el entorno, optimizan recursos y centran las excavaciones en áreas de mayor interés, minimizando el impacto sobre los yacimientos.
El Journal of Archaeological Science: Reports subrayó que la prospección geofísica cuenta con una amplia trayectoria en zonas urbanas de Grecia continental y Creta, pero su adopción reciente en islas como las Cícladas y regiones rurales constituyó una innovación significativa. La posibilidad de abarcar extensas superficies con gran resolución generó nuevas oportunidades para documentar paisajes agrícolas y rastros del uso histórico del territorio.
El Proyecto de las Pequeñas Islas Cícladas, dirigido por Levine y equipos de Grecia y Estados Unidos, abarcó el estudio de 87 islas deshabitadas, muchas de ellas por primera vez. En Paros, la aplicación de la magnetometría alrededor de la torre helenística de Palaiopyrgos permitió identificar estructuras auxiliares y señales de actividad agrícola bajo tierra. El Journal of Archaeological Science: Reports indicó que este método posibilitó detectar varias anomalías subterráneas, comparables a las observadas en otros sitios de torres en la región.
La metodología combinó prospección geofísica, recorridos sistemáticos de superficie y documentación digital de restos visibles y zanjas de prueba. El área de estudio abarcó tres hectáreas alrededor de la torre, integró datos topográficos y georreferenciados y analizó anomalías magnéticas en relación con las estructuras existentes y los límites de los campos.
Estas tecnologías revelaron evidencias de ocupación humana desde la Edad del Bronce hasta la época medieval e incluso posibles señales paleolíticas en las islas, según Levine. Entre los hallazgos relevantes en Paros, el Journal of Archaeological Science: Reports destacó la identificación de muros, recintos y estructuras vinculadas a la producción agrícola —como prensas y almacenes— en las inmediaciones de la torre de Palaiopyrgos. El análisis de cerámicas y otros materiales hallados evidenció una ocupación extensa, desde el periodo arcaico hasta la época bizantina.
Levine subrayó que algunos de los datos más inesperados apuntan a una colonización temprana de las Cícladas durante el Neolítico, lo que obliga a replantear cómo las primeras comunidades interactuaron con el entorno insular. El hallazgo de herramientas y artefactos en islas pequeñas, antes consideradas marginales, dejó claro que estos territorios atrajeron asentamientos mucho antes y en número mayor del estimado.
Pese a sus múltiples ventajas, los métodos geofísicos presentaron retos técnicos y contextuales. El Journal of Archaeological Science: Reports señaló que factores como la geomorfología local, el ruido del suelo y la presencia de estructuras modernas dificultaron la interpretación de los datos. En Paros, la acumulación de piedras y caminos modernos complicó tanto el acceso al área como la fiabilidad de la información obtenida. A esto se sumó la imposibilidad de usar radar de penetración terrestre en varias zonas, lo que restringió la detección de ciertas estructuras.
El artículo remarcó que, aunque los resultados fueron menos amplios que en ciudades antiguas, la metodología brindó información clave sobre la organización y evolución de paisajes rurales, guiando futuras excavaciones con mayor precisión.
La adopción de estas tecnologías influyó directamente en la protección del patrimonio cultural frente al turismo y la expansión inmobiliaria. Según la Universidad de Copenhague, el mapeo de áreas de interés arqueológico facilitó la declaratoria de zonas protegidas, como sucedió en la isla de Polyaigos, y favoreció el desarrollo de un turismo sostenible. El Journal of Archaeological Science: Reports sostuvo que la prospección geofísica resultó invaluable para registrar elementos antes del inicio de obras o excavaciones de rescate, habitualmente costosas y más invasivas.
La colaboración con el Ministerio de Cultura de Grecia permitió emplear los datos obtenidos en la elaboración de estrategias de protección y gestión de proyectos de desarrollo, lo que ayudó a preservar paisajes en riesgo por el crecimiento urbano y la construcción de alojamientos turísticos.
Levine proyecta seguir aprovechando el potencial de tecnologías emergentes como el aprendizaje automático junto al LIDAR, a fin de incrementar la precisión y el alcance de los estudios arqueológicos. La Universidad de Copenhague confirmó que estas herramientas ya se integran en la formación de arqueólogos e historiadores, promoviendo investigaciones interdisciplinarias y digitales.
El Journal of Archaeological Science: Reports recomienda ampliar este enfoque a otros sitios de las Cícladas, priorizando áreas en torno a estructuras clave como las torres para maximizar la detección de recintos y áreas de actividad. La integración de técnicas geofísicas y la colaboración internacional se perfilaron como aspectos determinantes frente al reto de proteger el patrimonio en un escenario de incremento turístico.
El avance de la arqueología no invasiva en las islas griegas abrió nuevas perspectivas sobre la historia humana en el Egeo y dotó a la región de herramientas eficaces para resguardar estos paisajes singulares y su legado cultural para las próximas generaciones.

