Lucas Batistuta, junto a su hijo Lautaro y su esposa Dalila, celebran el último título (gentileza Vía Libre Reconquista)Lucas Batistuta, junto a su hijo Lautaro y su esposa Dalila, celebran el último título (gentileza Vía Libre Reconquista)

Lucas Batistuta, tricampeón en la Liga de Reconquista como DT: la lección de vida de su papá y la promesa que ahora le debe cumplir

2025/12/15 23:33

A la vera de la Ruta 1, a 45 kilómetros de Reconquista y a 250 de la capital santafesina, un pequeño muro blanco con letras rojas en mayúscula da la bienvenida a Romang, un pueblo de 8.000 habitantes marcado por su fuerte influencia suiza y conocido por ser sede de la Fiesta Provincial del Sol. El festival, que cada verano se desarrolla sobre la costa del río San Javier -un brazo del Paraná-, se ha convertido con los años en el evento más convocante de la región. Desde hace al menos un cuarto de siglo, miles de visitantes llegan desde ciudades y localidades cercanas para compartir tiempo con amigos, disfrutar el día al aire libre y escuchar buena música.

Este año, sin embargo, los festejos se adelantaron: el Romang FC se consagró tricampeón de la Liga Reconquistense de Fútbol. Ganó el Clausura, el Apertura y el Torneo Petit, se clasificó al Torneo Regional Federal Amateur -la cuarta categoría de AFA- y también disputará la Copa Santa Fe, en la que, de avanzar, podría llegar a enfrentar a Colón, Unión, Newell’s o Rosario Central. Lo logró con un plantel de jugadores que, en la mayoría de los casos, tienen otros trabajos: algunos, incluso, realizan tareas de mantenimiento dentro del propio club, como cuidar el césped, limpiar el predio o pintar las tribunas.

Romang FC, tricampeón de la Liga Reconquistense

Al frente del plantel hay un joven conocido en la zona que, antes de dedicarse a la dirección técnica, también fue futbolista: jugó en Platense de Reconquista, Colón y Boca Unidos de Corrientes, y hasta tuvo un paso por el ascenso italiano, pero encontró su pasión del otro lado de la línea de cal. Su nombre es Lucas Batistuta, es el segundo hijo de Gabriel y, a los 29 años, y en un contexto muy distinto al que cualquiera podría pensar, le dio un salto de calidad al club y sueña con llegar a las grandes ligas.

Ni en los mejores sueños imaginé este presente: agarrar un equipo y conseguir tres títulos en el primer año. Estoy súper contento y muy agradecido a mi viejo, que antes de largarme a esta aventura me dijo: ‘sí, andá, probá’”, le cuenta Lucas a LA NACION, mientras negocia la renovación de su contrato y se ilusiona con seguir cosechando éxitos.

Al igual que Batistuta, el Rojo vivió, sin dudas, uno de los mejores años de su vida. Fundado en 1927, Romang FC logró algo poco habitual en la Liga Reconquistense, un torneo que se juega desde 1928, con algunas interrupciones y registros estadísticos a partir de 1967. Solo Racing Club, que también viste de celeste y blanco, obtuvo cuatro títulos seguidos entre 1983 y 1986.

Lucas Batistuta con su cuerpo técnico y el trofeo de campeón

Nacido en Villa Santa Chiara, Florencia, en 1996, mientras su papá, ídolo de la Fiorentina, conquistaba la Copa de Italia y la Supercopa, Lucas Batistuta revolucionó el fútbol regional por mérito personal, sin depender de la herencia de su apellido. Asumió en diciembre de 2024 y en pocas semanas cambió la mentalidad del plantel, del club y de una parte importante de la ciudad. Llegó con un cuerpo técnico de cinco integrantes -más del doble de lo habitual en este nivel, incluido su ayudante de campo José Villarruel, con pasado en las inferiores de Tijuana-, sumó días de entrenamiento y estableció una identidad de juego “a lo Guardiola”, lo que provocó que los hinchas colmaran el estadio.

Clásico del Club Atlético Matienzo, del que lo separa apenas una tapia, el equipo movilizó a todo el pueblo: se consagró en los dos torneos cortos y en el Petit, disputado por el campeón y los otros siete mejores de la tabla general: Atlético Adelante, Platense, Matienzo, Defensores de la Costa, Barrio Norte, Atlético Tigre y Atlético y Tiro, al que venció en la final.

Lucas Batistuta junto a su ayudante, José Villarruel, otro vecino de Reconquista que trabajó anteriormente en Tijuana

Antes del partido decisivo, Lucas sorprendió al plantel al invitar a los familiares a participar de la charla técnica en el vestuario. La imagen final lo encontró dando la vuelta olímpica, mientras desde las tribunas bajaba el canto que lo emocionó casi hasta las lágrimas: “Que de la mano de Batistuta…”.

Como Joaquín, su hermano, que trabajó durante años en una fotocopiadora, Lucas también se hizo desde abajo. “Mi papá nos crió de manera espectacular. De chico lo puteaba un poquito, je. Con el tiempo se lo agradecí, porque nos enseñó a ganarnos las cosas por cuenta propia. Estoy convencido de que es mejor empezar así, paso a paso, y no desde allá arriba, porque si te va mal, un año después desaparecés”, apunta.

“Cuando volvimos del exterior, en la escuela de Reconquista mis compañeros ya todos tenían celular, y mis hermanos y yo, no. Él nos decía: ‘si no se llevan materias, les compro uno’. Años después, Colón y Unión me vieron jugar en un torneo y se abrió la chance de hacer una prueba. Antes de ir, mi papá me dijo: ‘andá y presentate como Lucas Fernández’ (el apellido de Irina, su mamá). Él no quería que me dieran una oportunidad solo por ser el hijo de Batistuta”, remarca.

Gabriel Batistuta y sus hijos Joaquín, Thiago, Lucas y Shamel, junto a Julián Álvarez, en Doha, durante el Mundial de Qatar

Más allá de contar con las mejores instalaciones de la liga, Romang no deja de ser un club familiar, donde todo se hace a pulmón, además del respaldo económico de la mutual que lleva el nombre de la institución y que ayuda a cubrir parte de los sueldos del plantel, que oscilan entre los 600.000 y 800.000 pesos, una cifra digna para la categoría, pero muy lejana de lo que percibe un jugador promedio de la Liga Profesional, sin contar a los clubes grandes.

El pueblo debe su nombre a Teófilo Romang, un médico suizo nacido bajo el nombre de Peter Wingeier. Según la leyenda popular, Wingeier era un notario y empresario relojero de Trubschachen, en el cantón de Berna, que a los 32 años decidió huir hacia Montevideo, apremiado por las deudas y problemas con la ley. En el barco en el que viajaba se encontraba un médico llamado Teófilo Romang, quien falleció a bordo. Allí, Wingeier vio la posibilidad de cambiar su identidad y, según se cree, adquirió de la viuda de Romang la documentación de su exmarido y hasta ejerció la medicina durante un tiempo bajo ese nombre. Finalmente se instaló en Santa Fe, donde años más tarde fundó primero la localidad de Helvecia, en 1864, y la de Romang, en 1865. Por este motivo, el pueblo mantiene una clara identificación con el país europeo, al punto de celebrar cada agosto la Fiesta Provincial Suiza. En 2015, Romang fue declarada ciudad, convirtiéndola en el segundo municipio del departamento de San Javier.

Lucas Batistuta, cuando jugaba en la quinta división del fútbol italiano

Ese mismo año, Lucas Batistuta debutó como delantero en la quinta división del fútbol italiano, en un 0 a 0 entre su equipo, el Porta Romana de Florencia, y el Giallo Blu Figline. Hincha de Boca desde chico, sus referentes eran Carlos Tevez y dos exRiver: Gonzalo Higuain y Radamel Falcao García. El club peleó el ascenso a la Serie D, pero él tuvo problemas con el pasaporte y, tras perder en las instancias finales, decidió regresar a la Argentina para sumarse a la empresa familiar, Batistuta y Batistuta S.A., a cargo de la administración de los campos.

“Hace unos años, en medio de la crisis que se vivía la Argentina, empecé a analizar con mi esposa la posibilidad de irnos del país. También sentía la necesidad de vivir esa experiencia. Pero, si me iba, quería dedicarme a algo que realmente me motivara. Entonces, pensé en formarme como director técnico. El primero en oponerse fue mi papá. Me aconsejó que no me metiera en ese mundo, porque era un ambiente difícil, con muchas mentiras y manejos poco claros. Él había sido manager de Colón durante dos años y no había quedado conforme con esa experiencia; de hecho, fue lo último que hizo en el fútbol. Pero al ver que era algo que a mí me apasionaba, me dijo: ‘si vas a hacerlo, yo te voy a acompañar, pero tenés que encararlo a full’”. recuerda.

Hoy, de no ser por su DNI, pocos descubrirían que Lucas es hijo de uno de los máximos ídolos de la selección argentina, de quien fue el máximo artillero nacional hasta la irrupción de Lionel Messi. Lleva “una vida tranquila”, sin lujos, pese a que su familia es, sin dudas, una de las más reconocidas del lugar. Vive en Malabrigo, a 45 kilómetros de Romang, distancia que recorre cada día con el mismo entusiasmo del primer viaje. Antes de dirigir al Rojo, fue DT de la Reserva de Reconquista Fútbol Club, y ahora, si bien sueña con llegar a Europa, piensa seguir desarrollando su carrera en la liga, donde fue ganándose el respeto de todos.

Lucas, el día de su presentación como técnico del club

“Los jugadores me contaron que al principio me miraban con cara rara. Se preguntaban: ‘¿Quién trajo a este pibe acá, que nunca dirigió en primera?’. Creían que estaba ahí por ser el hijo de mi papá. Pero en la primera charla que tuve con ellos les hablé de la humildad con que me habían criado mis padres. Creo que a partir de ese momento empezaron a verme como un par, y esa fue una de las claves para lograr lo que logramos”, subraya Lucas, quien, a diferencia de lo que muchos suponen, creció en un hogar donde casi no se hablaba de fútbol: “Lo que menos parecía era la casa de un deportista. No había camisetas, trofeos ni medallas, nada. Mi papá mantuvo siempre un perfil muy bajo. Es más: lo vi jugar solamente dos veces. El famoso partido entre Roma y Parma, en 2002, en el que recibió una patada de Fabio Cannavaro y se desmayó en el campo de juego, y otra vez, cuando me llevó a un entrenamiento del Inter”.

Con un coqueto estadio para 2.000 personas, el Romang FC se potenció notablemente tras la llegada de Lucas Batistuta. Su arribo al club se dio a través de Daniel Zanuttini, hoy jefe de Cardiología del Sanatorio Británico de Rosario, pero en su juventud futbolista de Romang y compañero de Gabriel en la selección de Reconquista. Batistuta y él se probaron juntos en Newell’s: Bati, que jugaba en Platense, fue seleccionado, mientras que Zanuttini volvió al pueblo. Aun así, nunca perdieron el contacto.

En marzo de 2024, coincidieron de casualidad en un aeropuerto y Zanuttini le comentó a Batistuta sobre el proyecto que estaba llevando adelante en Romang FC, donde su padre, Diolindo, fue presidente durante más de tres décadas, y que buscaba un entrenador. Entonces, Batistuta sugirió el nombre de su hijo Lucas, recién recibido en la escuela de César Luis Menotti. Poco después, el exgoleador de River, Boca y Fiorentina, entre otros equipos, fue invitado a recorrer el club, quedó encantado y entendió que era el lugar perfecto para que Lucas diera sus primeros pasos.

“Mi papá está siempre muy pendiente del equipo. Las veces que fue se generó tal revuelo entre la gente que prácticamente no pudo disfrutarlo, así que prefería reservarse para los partidos importantes. Ahora tenía la intención de venir a la final del Petit, pero justo lo convocaron para el sorteo del Mundial”, explica sobre Gabriel, quien desde 2018 tiene un monumento en Reconquista y que dos años más tarde fue abuelo por primera vez gracias al nacimiento de Lautaro, hijo de Lucas y su pareja, Dalila.

Tras la obtención de la triple corona, Romang FC busca seguir fortaleciéndose para competir en el Federal. Para eso, el club planea aumentar el presupuesto del fútbol, incorporar un nuevo asistente para Lucas y ya trabaja en un proyecto integral, con participación activa del DT, que abarca además la construcción de un gimnasio y una pensión. “Es importante que lleguen jugadores jóvenes y que, si tienen un trabajo, no sea demasiado pesado. Vamos a enfrentar a rivales que viven únicamente del fútbol y no podemos otorgar esa ventaja”, analiza.

Lucas junto a Lautaro, su hijo, en medio de la vuelta olímpica con el Romang FC

A futuro, el sueño de Batistuta es dirigir en alguna de las cinco ligas principales de Europa -la Premier League, LaLiga, la Serie A, la Bundesliga y la Ligue 1-, aunque entiende que aún queda mucho camino por recorrer. Sus modelos a seguir son Diego Simeone, Pep Guardiola, Marcelo Bielsa, Jürgen Klopp y Mikel Arteta. “Uno trata de tomar aunque sea lo más mínimo de ellos, y luego ver qué se puede aplicar al nivel de la liga. Me gustan los equipos intensos, que manejan la pelota y son protagonistas, pero manteniendo un orden para atacar y también para defender”. Por ahora, los sigue todos por TV: “Hace un tiempo le pedí a mi papá que me diera una mano para hablar con alguno y presenciar un entrenamiento. Me respondió: ‘primero ganá dos títulos y después lo charlamos’. Yo ya cumplí, así que ahora le toca a él”.

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