La idea de juntar a un excampeón unificado de peso completo con un creador digital que se abrió paso entre los profesionales parecía una fantasía mediática hace apenas unos años. Hoy es una maquinaria imparable que mueve cifras monumentales dentro de la industria deportiva. La noche del 19 de diciembre en el Kaseya Center de Miami se ha convertido en el experimento más lucrativo del boxeo moderno y el dinero explica buena parte de la decisión de Anthony Joshua.
Jake Paul llega con la fuerza de las audiencias y Joshua con la autoridad de su carrera. El cruce no sólo se sostiene por la narrativa del enfrentamiento generacional. Se sostiene por el dinero.
El promotor birtánico Eddie Hearn confirmó que la bolsa que recibirá Joshua será “casi la más alta de su carrera”.
Hearn habló del tema en una entrevista publicada por Forbes. Cuando el promotor escuchó la pregunta de si el pago superaría los 30 millones.
El cálculo inmediato apuntó a Jake Paul. Si Joshua supera los 30 millones, el youtuber convertido en boxeador debía estar encima de esa línea. Una fuente de la industria sostuvo a Forbe que Paul se estará embolsando por lo menos 50 millones de dólares, cifras que alcanzan pocas estrellas del ring como Canelo Álvarez o Tyson Fury.
Esa cifra ya no sorprende a Netflix después del enorme impacto que tuvo la pelea Paul vs Mike Tyson. La plataforma cree que el cruce con Joshua puede desafiar las métricas que ya rompieron su propio techo.
El negocio se sostiene en la mezcla entre alcance global, narrativa provocadora y la maquinaria promocional de Matchroom y Most Valuable Promotions. La pelea será de peso completo pactada a 8 asaltos. Joshua cargará la presión de representar la tradición del boxeo pesado. Sabe que una victoria por decisión no basta. Hearn lo ha repetido a puerta cerrada. Joshua entiende que el público espera que detenga a Paul.
Jake Paul juega con menos presión deportiva y con un aislamiento financiero. Incluso si pierde, su cheque lo convertirá en uno de los deportistas mejor pagados del año.

