Apenas hace unos días conversaba, en uno de tantos vuelos con un compañero de asiento, que me cuestionaba el inaudito monto de los contratos de los jugadores de futbol americano, de basquetbol, de beisbol y de futbol, pues, desde su muy respetable perspectiva, resultan ofensivos los montos que reciben.
Se cuestionaba las exageradas cantidades de decenas, en ocasiones centenas de millones de dólares que se están anunciando casi a diario en los contratos de los deportistas que, francamente, resultan fuera de toda realidad para los ciudadanos de a pie. Mi respuesta se sustentaba en que reciben tales fortunas en relación a los ingresos que generan para sus respectivos equipos en el negocio del deporte, que se ha elevado cual globo de cantoya.
Apenas hace unos días se desarrollaba el sorteo para el Mundial de Futbol en Washington, D.C. y rápidamente se generó una enorme controversia ante el muy elevado precio de los boletos para la inauguración que, a decir de los expertos, comienzan en unos tres mil quinientos dólares, signo de los tiempos que vivimos en el mundo del espectáculo deportivo, nada que ver con aquellas series que compré a mis veinticuatro años en el Mundial del 86. Apenas empezaba a trabajar y con mi tarjeta de crédito me hice de un par de entradas para todos los partidos del Azteca y del Olímpico de CU, algo imposible en el futuro Mundial para un joven que comience a trabajar.
Los tiempos cambian, en ese tiempo se podía conseguir un boleto para un Super Bowl en unos cuatrocientos o quinientos dólares, ahora el más barato que se puede conseguir para el próximo campeonato de la NFL ronda los siete mil dólares, casi ciento treinta mil pesos, si usted aspiraba a un boleto para el partido del lunes por la noche entre las Águilas de Filadelfia y los Cargadores de Los Ángeles, buen partido de temporada regular, lo podía conseguir, el más económico, en unos mil quinientos dólares, unos veintisiete mil pesos.
Ante los datos anteriores, lo lógico es que en un evento de la catadura del Mundial de Futbol, los boletos sean muy caros, acorde a lo que sucede en el deporte profesional en el vecino país del norte, ni más ni menos, así es que el argumento que esgrimen algunos colegas de que es un evento elitista se debe a que no están ubicados en la realidad de los valores que se pagan por acudir a los eventos deportivos internacionales de calidad en la actualidad.
O están desinformados o no le entienden a la realidad, así de sencillo.


